CUENTO:"EL LLANTO". FLAVIO HERRERA.

                                  EL LLANTO

Vió que el marido salía . Lo despidió sin el alma porque el alma andaba muy lejos.

Después, se escondió en su cuarto. Sacó de un secretaire una cajita de madera con fragancias de cosas viejas. Revolvió muchos sobres, y al fin de uno de ellos sacó un retrato. Lo escondió entre las páginas de un libro y, hundida en un sillón, comenzó a soñar sobre el libro abierto y en la página donde había puesto el retrato. ¡Era esté su momento! Cuando el marido estaba ausente ella se hacía de este momento su remanso de ternura. Era el minuto de encanto acre y furtivo. El minuto por mucho tiempo apetecido y a menudo malogrado. Un dulzor recóndito le subía de los registros del corazón hasta los ojos a fundirse en llanto… y volvía el pasado, aquel fresco pasado de su aventura a aquellos días de fiebre y oro y miel. Saboreaba su recuerdo fibra a fibra, detalle por detalle. Era una anatomía de punzante y sabrosa tristeza. Una disección delicadísima que le sangraba al alma remozándosela, porque era el minuto redentor, el que le cancelaba en un relámpago de gloria todo el hastío genital de su vida presente… Y besaba el retrato fuertemente…locamente… unciosamente, empapando el cartón de llanto, un llanto copioso…dulce…amargo…inagotable.

Súbito, rechinó una puerta y ella apenas tuvo tiempo de ocultar el retrato cerrando el libro: pero no pudo ocultar ya sus lágrimas y volvió la cara llorosa hacia la puerta donde entraba el marido. El hombre  caminaba con cautela. Se aproximaba tímido…medroso…humillado como el perro cuando presiente el castigo. Fue hacia ella sumiso. Le cogió la mano para besársela. Después, ensayó más besos en el brazo, y el cuello… después la miró a los ojos con mirada que se arrastraba, que lamía suave, muy suave, con voz opaca y temblona le dijo: - Pero mujercita mía ¿Por qué llorás?… ¿Es que no me perdonas?… ¿Es que sigues creyendo?… ¡Óyeme! Yo te juro… yo te juro por mis huesos que no tengo nada “esa”…Todo,embustes…chismes…envidia…pura envidia…como nos ven tan felices pero te juro… Para mí no hay nadie más que tú, mi amor… mi mujercita…mi vida sólo tú; pero me vas a creer… Te has de convencer… ¿verdad que me perdonas? … ¿verdad que ya no lloras? … Dime, amor, que ya no lloras…

Ella se sintió galvanizada en un relámpago de sorpresa y rebeldía. La boca dibujó un mohín de rabia, de desdén, y se crispó toda para decir algo que acaso iba a ser la verdad, ¡si, decirle al fin la verdad!  Pero al verlo así tan absurdo, tan grotesco, tan confiado… así empequeñecido…miserable…apabullado…contra su pecho, ella sonriendo entre lágrimas, solo le dijo: ¡Te perdono!


El Cuento "El LLanto" forma parte de "7 mujeres y un niño" publicado en 1961. 

Herrera, Flavio

Narrativa Breve 

Editorial Universitaria


PORTADA

ROSTRO

Técnica: Óleo Sobre Lienzo

Maestra Cressli Pérez

Transcripción:
Magíster Ondina Isabel Rosales Mejicanos.
Agosto 2020.



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